viernes, 17 de marzo de 2023

domingo, 12 de marzo de 2023

Música que me acarician el alma

 https://youtu.be/QXWPdivFaTg 


https://youtu.be/ELKbtFljucQ 


https://youtu.be/wDjeBNv6ip0

https://youtu.be/T5mlnAWplwo 

https://youtu.be/sgRb_lfIZ6A 

Estás canciones me acompañan cada día, son mi banda sonora y no puedo escapar de ellas. Despiertan en mi ilusión cada mañana. La melancolía de mi mirada se transforma en una sonrisa y me hacen ver que todo puede salir bien. 

Estás canciones son para mí como ver la sonrisa de un niño pequeño, el beso de una mujer, el abrazo a un padre. Me emocionan de tal manera que tengo que oírlas todos los días. 

Aquí estáis viviendo todo lo que hay dentro de mí, el envoltorio lo conocen algun@s y l@s más cercanos me han ayudado a seguir en la brecha. Me han dado la tranquilidad de saber que si me caigo ell@s estarán ahí por muy alto que caiga. 

Pero esta última canción, cuando la descubrí me di cuenta que me describe perfectamente. Este tema está interpretado por dos paisanos con una sensibilidad difícil de igualar. Espero que os guste tanto como a mí. Buenas noches. 


https://youtu.be/GTI6YpX6iFI 



viernes, 3 de marzo de 2023

ESE BESO QUE ME HAS DADO

 Ese beso que me has dado

Sabe a hierba, sabe a campo

Sabe a cielo, a leña seca

Y a rocío de verano

Ese beso que me diste

Ese beso que me has dado

Ese beso que me has dado

Con vergüenza, sin pensarlo

Me ha sabido a pan de estrellas

A canción feliz y a llanto

Ese beso que me diste

Ese beso que me has dado

Y ahora yo

Camino por el aire recordándote

Y ahora yo

Flotando en una nube y deseándote

Contando las semanas por tus besos

Midiendo las distancias por tus labios

Y ahora yo

Cantando por las calles como un pájaro

Y ahora yo

Gritando a todo el mundo que te amo

Hablando en solitario de contento

Soñando con el beso que me has dado

Hablando en solitario de contento

Soñando con el beso que me has dado

Ese beso que me has dado

Sabe a hierba, sabe a campo

Sabe a cielo, a leña seca

Y a rocío de verano

Ese beso que me diste

Ese beso que me has dado

Ese beso que me has dado

Con vergüenza, sin pensarlo

Me ha sabido a pan de estrellas

A canción feliz y a llanto

Ese beso que me diste

Ese beso que me has dado

Y ahora yo

Camino por el aire recordándote

Y ahora yo

Flotando en una nube y deseándote

Contando las semanas por tus besos

Midiendo las distancias por tus labios

Y ahora yo

Cantando por las calles como un pájaro

Y ahora yo

Gritando a todo el mundo que te amo

Hablando en solitario de contento

Soñando con el beso que me has dado

Y ahora yo

Camino por el aire recordándote

Y ahora yo

Flotando en una nube y deseándote

Contando las semanas por tus besos

Midiendo las distancias por tus labios

Y ahora yo

Cantando por las calles como un pájaro..


Recuerdo esta letra cuando tenía sólo doce años. Fue la primera vez que una niña me dió mi primer beso. Dulce, limpio, puro, inocente y tierno. Una tarde en casa, oí por primera vez ésta canción de Hernaldo Zuniga. La escribí en un papel y la guardé durante años como un tesoro. Cada vez que la leía venía a mi mente aquel momento tan tierno. Me hacía mayor y seguía leyéndola, mirando la letra de un niño que acababa de enamorarse. Tímido, inseguro, disléxico (eso sigo siéndolo) ilusionado. Pensaba que nunca más mis labios besarían otros labios que no fueran los de aquella chiquilla. 

Los años siguieron pasando y en una de las innumerables mudanzas que he hecho, perdí ese precioso recuerdo. Por eso quiero dejar aquí constancia de la letra de esa canción, que tantas veces y a tantas mujeres canté al oído en mis cincuenta años. Si alguien le hubiera dicho a ese crío a cuántas mujeres he besado a día de hoy no se lo hubiera creído, y estoy seguro que le habría entristecido porque en su interior sólo quería amar a esa chiquilla que tenía la misma edad que él. 

Está claro que la vida nos da y nos quita lo que ella desea. Y por ese motivo me ilusiono, siento, deseo y amo. Porque tengo muy claro que llegará el día que deje de hacerlo. Pero hasta que llegue ese día...

miércoles, 1 de marzo de 2023

AMORES TRUNCADOS (CONTIUACION)

 La aparté de mi lado suavemente, me subí y abroché los pantalones como pude, le di un beso en los labios y con lágrimas en los ojos le dije que tenía que marcharme. ¡Por Dios cuanto me costó irme!.

Al día siguiente me casé con la que era mi novia y cinco años después de ver que la relación no funcionaba por motivos lógicos, decidí terminar con la relación. 

Cuando las heridas cicatrizaron no lo dude ni un momento, fui en busca de la que fue mi amor platónico pero no la encontré. Mi amigo que nos presentó le perdió la pista y no tenía su teléfono. Además, en aquella época no había móviles. Treinta años después sigo sin saber nada de ella. Sólo sé que fue otro angel que el destino me puso en mi camino y lo guardo en mi corazón como un sueño maravilloso.

La primera de todas fue con dieciséis años. Unas semanas antes de fin de año, mis amigos que en aquellos años eran muchísimos, me convencieron en organizar una fiesta de fin de año. Alquilamos un bar de verano que estaba cerrado en el barrio de María Auxiliadora de Sevilla. Lo adecentamos lo que pudimos, pusimos dinero entre todos y compramos bebidas. Montamos guirnaldas de luces de colores entre los naranjos que estaban en el patio y lo usamos como pista de baile, algunos altavoces y un tocadiscos serían los encargados de animar la fiesta. 

Cada uno se encargaba de invitar a chicas a la fiesta cobrándoles una entrada, lógicamente. La mañana de fin de año lo teníamos todo organizado. Con el dinero que obtuvimos por la venta de entradas lo gastamos en más bebidas. Mi amigo Carlos se encargaría de poner la música, básicamente porque él era el propietario del equipo y yo de servir las bebidas en la barra. 

¡Llegó el momento! ¡Feliz Año 1989!. Brindis con la familia, el portero electrónico empezó a sonar unos minutos después. Con los nervios me vuelco medio bote de colonia Drakkar Noir, que para mí era mi más valioso tesoro. Ya estoy en la calle con algunos de mis amigos, los cuales me preguntan si me había echado colonia, ¡irónicos que eran los muchachos!. Me empiecen a contar que iban un montón de chicas de una discoteca, por llamarla de alguna manera, a la que íbamos los fines de semana. Yo sólo conocía a las novias de algunos y poco más. La puerta del bar estaba repleta de chicas y chicos de unos dieciséis y diecisiete años. Me coloco en la barra dispuesto a servir copas y durante media hora no doy a basto. Tiene que entrar en la barra un par de amigos porque estas criaturas vienen con mucha sed. 

Pasado un rato la cosa se tranquiliza y era el momento de servirme mi primera copa. Miraba desde detrás de la barra como bailaban y lo bonito que había quedado esos naranjos con las luces, pero sin saber por qué noto que me están observando. Miro tímidamente a un grupo de chicas que bebían y me doy cuenta que una de ellas es la que no me quita ojo. Me quedo mirándola, sonríe, yo también, le dice algo a las demás y empieza a caminar hacia la barra. ¡Tierra trágame!. Era una preciosidad. Metro setenta y cinco, pelo castaño liso y largo hasta la cintura, ojos grandes y rajados. Labios carnosos, chaqueta y minifalda de cuero negro que se le ceñían a la cintura y caderas. Se acerca a mi con sonrisa picarona. ¡A mi me va a dar algo! Le digo a Carlos que lo tengo al lado y la está mirando con la misma cara de gilipollas que yo. 

¿Qué te bebo? digo ¿qué te pongo? —le pregunto mientras mis piernas tiemblan tras la barra. 

—No quiero nada gracias. Lo que quiero es bailar contigo—.

Miro a Carlos, él me mira a mí, sonrio, salgo de la barra y Carlos mientras tanto pone una canción lenta. Sign Your Name de Terence Trend d’Arby. 

Bailamos, la agarro de la cintura, ella cruza sus muñecas detrás de mi cuello, sonreímos, ella tira sutilmente de sus manos acercándome cada vez más, sus pechos grandes y duros se chocan con el mío, mis manos la agarra por la espalda y nuestros cuerpos se abrazan completamente. Nos besamos suavemente, ella introduce su lengua dentro de mi boca acariciando mi lengua, después muerde mis labios, le acaricio la cabeza mientras meto mis dedos despacio entre su pelo. Bailamos dando vueltas muy despacio, la canción parece no tener fin y me prometo no olvidar nunca en mi vida esa maravillosa melodía. A día de hoy cada vez que la escucho me acuerdo de esa maravillosa criatura y de uno de los momentos más bonitos que he vivido. 

Continuará…