sábado, 25 de febrero de 2012

CAPITULO XIII : VUELTA A EMPEZAR

                                             Hola Rocío


Sé que hace mucho tiempo que no te escribo pero la verdad es que  me han sucedido bastantes cosas y ni me quedaba tiempo para escribir ni tampoco tenía ganas de hacerlo. Mi vida es como una puñetera montaña rusa, imagino que no muy diferente del resto de la humanidad en los tiempos que corren. He estado liado entre faldas con una chica de otro país, residente no muy lejos de donde vivo. Creo que no es necesario decirte de que país se trata al igual que tampoco es necesario entrar en detalles por lo poco que ha durado la relación entre nosotros. Además, le perdieron las maneras y las formas al finalizar lo nuestro. Cosas de la vida, no todo el mundo acepta un no por respuesta de la misma manera. 


Imagino que te preguntarás como estoy, como me va, de que manera me ha afectado otra mala jugada del destino. Pues bien, ahora me siento tranquilo y sereno. Creo que con el paso del tiempo me voy inmunizando cada vez más de los juegos del amor. ¡Amor, dichoso Amor!. Que afortunado aquel que lo encontró y que utopía para mí. Pero así es la vida, unas veces se pierde y otras también. 
Pero bueno, ya me acostumbré a vivir así. Sé que siempre me tendré a mí, que vivir sólo no es más que una forma de vida. A veces creo que la mía es como el juego de la oca que nunca acaba. No sé como lo hago pero siempre caigo en la maldita casilla que me manda al inicio de la partida. Esta claro que lo mio no es ni el juego ni los amores. ¡En fin!, ya esta bien de hablar de esa Quimera y de contarte que es lo que ronda por mi corazón. Estoy bien, de verdad. Creo que mejor que nunca. En el trabajo me tienen de viaje todo el tiempo reparando aviones y eso me anima bastante. Me siento un afortunado por dedicarme a lo que me gusta y además tener el privilegio de poder conocer otros países y culturas. Estoy en paz conmigo mismo, te lo prometo Rocío. Las noches son menos largas y los días están llenos de esperanzas y alegrías. Mi cama es más cálida y acojedora y siempre me acompaña un buen libro a la hora de dormir. 



Aquí me tienes un sábado por la noche escribiéndote en vez de estar pensando en salir. Hace un momento estaba preparando la maleta porque el lunes me marcho a Inglaterra, cosas de trabajo, como siempre. Escuchando flamenco y una copa de Whisky en la mano mientras pensaba que podía contarte en esta carta. Algunas veces pienso en coger un fin de semana el coche y viajar hasta Santander para conocerte en persona. Ir sin previo aviso y darte una sorpresa. Ponerme delante de ti y decirte: "Hola Rocío, ¿como estas?". Pero la cobardía puede más que mis ganas de conocerte en persona. Siento que puedo defraudarte, no ser ese Javier que tú te imaginas y al que aguantas carta tras carta. Gracias a dios la distancia nos separa y me sirve de escudo ante ti. Prefiero seguir fantaseando cada noche, imaginar como son tus ojos, como es tú rostro y cual bello es tú cuerpo. La suave luz de mi dormitorio acompaña a la música que tengo puesta. El calor de mi cama me reconforta y me ayuda de terapia cuando analizo cada centímetro de tú bella silueta. Eso si me hace sentirme seguro conmigo mismo.

A veces me pregunto porque escribo cartas a una persona que no conozco de nada. Porque le abro mi corazón y le cuento cuales son mis sentimientos, mis intimidades y le digo quien soy yo y lo que pienso. Pero esta claro que estas preguntas no tienen respuestas, o yo no lo consigo entender. Pero no me importa porque sé que tras mandar la carta, en muy poco tiempo llegara a tus manos y la leerás en tú casa, sentada en el sofá mientras te tomas una copa de vino. 

Ahora me vienen a la cabeza recuerdos de juventud. Recuerdos de Cazalla de la Sierra cuando tenía dieciocho años. ¡Que tiempos aquellos!. Recuerdo el nombre de una hermosa chica, de cabellos rizados y rubios. Su rostro era el más bonito que había visto en mi corta edad. Todo transcurrió un verano que fui a este maravilloso pueblo con unos amigos. Estábamos en la piscina municipal de dicho pueblo hasta que apareció ella con unas amigas. No pude dejar de mirarla. Era el centro de atención de aquel lugar y de todo el pueblo seguramente. Mis amigos al percatarse de cual era el motivo de mi perdida de interés de la conversación, no dudaron en acercarse a ellas y traerlas justo donde yo estaba sentado. Me presentaron a una tras otra pero no prestaba atención a ninguna, igual me daba si se llamaba Pepita o Antoñita, yo sólo quería seguir mirando a esta bella rubia que había cautivado mi corazón en tan sólo unos segundos. 

Mira Javier, esta chica se llama Milagros, decía mi amigo Rafa. A lo que respondí sin dejar de mirarla : Tienes toda la razón Rafa, es todo un milagro de la naturaleza ver reunida tanta belleza en una sola mujer. Ella me miró y se sonrojo porque no daba crédito como podía salir tanta cursilería de la boca de un chico tan joven como era yo. 

Estuvimos hablando durante buen rato y antes de marcharse le pregunté si esa noche iría a la discoteca del pueblo para poder seguir charlando. Milagros, con ojos tristes me respondió que no lo sabía, porque su padre era bastante estricto con eso de salir por la noche. Recuerdo que me llevé toda la tarde pidiéndole a dios que me diera la oportunidad de volverla a ver de nuevo. Y sí, tuve suerte. Mis plegarias sirvieron para algo. Esa noche, antes de salir del hostal donde estábamos alojados, me encerré en el baño durante no sé cuanto tiempo, ocupándome de que mi aspecto fuese lo suficientemente aceptable antes de salir de la habitación. Al llegar a la discoteca los nervios aceleraban las palpitaciones de mi corazón de una forma inimaginable. Pero de pronto, una palmada en el hombro me dejo inmovilizado. No pude ni girar la cabeza para ver quien me llamaba. Y segundos después oí una voz diciendome : Hola Javier, aquí estoy como tú querías. En ese momento el nerviosismo se transformo en felicidad absoluta, al ver que ¡Milagros!, allí estaba ella. 

Después de un buen rato de charla, sin saber porque ni como, mis labios se apresuraron a besar los suyos sin dejarla terminar lo que me estaba contando, aunque para serte sincero, me importaba un comino que era lo que estaba diciendo en ese momento. Al ver que ella correspondía a mi beso, la abracé con todas mis fuerzas. No quería soltarla, quería retenerla junto a mí y que ese momento no terminara jamás. 
Pero al instante ella se soltó de mis brazos y cabizbaja se iba marchando a un rincón de la discoteca. ¿Qué ha pasado?, dije yo. ¿Por qué te vas?, reclame. Porque no esta bien esto que estamos haciendo, dijo ella. A lo que de inmediato le pedí una explicación de lo que estaba sucediendo. Y así fue, ella me lo explicó todo.
Ella me contó con lágrimas retenidas de emoción en sus ojos, que estaba embarazada de tres meses. Que el chico que la dejó embarazada al enterarse de la noticia, la dejó y pidió que nunca más lo molestara. Que no se lo había contado todavía a sus padres por miedo a la reacción del cabrón del padre. Bueno, eso de cabrón no lo dijo ella, eso lo digo yo, porque el comportamiento de semejante becerro meses más tarde, no es para menos llamarlo de dicha manera. Milagros con lágrimas en los ojos, me decía que había arruinado su vida, que sería marcada en el pueblo para siempre por ser madre soltera a tan temprana edad y que sus padres serían muy severos con ella.

A lo que yo le respondí sin pensarlo ni un momento : No me importa. Esa no es razón para no querer estar contigo. Quiero conocerte, quiero estar siempre a tú lado y pase lo que pase estaré junto a ti para ayudarte. 
Ella no daba crédito de lo que le estaba diciendo. Creía que al contarme eso saldría corriendo y no querría saber nada más de ella. Pero no, así no soy yo. Y sin más, me volví ha acercar a ella y la bese de nuevo durante un buen rato. Los tres días siguientes deje de lado a mis amigos y no me separaba de ella. Estando en el hostal por la noche, aproveché para contárselo a mis amigos. Ellos, al oír la noticia de lo que pasaba, me dieron su apoyo y aprobando mi decisión, me dijeron que me ayudarían economicamente entre todos para poder volver a este pueblo más a menudo. 

Esos tres días fueron los más felices de mi corta vida. Y horas antes de coger el autobús para volver a Sevilla, ella me vino a buscar a el hostal para despedirse de mi, porque decía que era incapaz de decirme adiós en la estación. Mis amigos al saber que ella vendría a el hostal a despedirse de mi, se marcharon de la habitación para dejarnos a solas. Lo que sucedió en esa habitación durante las dos horas que estuvimos juntos, no sólo fue la primera vez que había hecho el amor, fue uno de los momentos más bonitos que he vivido en toda mi vida. Esa misma tarde de domingo de verano, mi corazón se rompía al saber que no volvería a verla hasta por lo menos un mes. Y alejándome del pueblo montado en el autobús con mis amigos, fue la primera vez en mi vida que lloraba por una mujer. Recuerdo también que canción estaba escuchando en ese momento en mi discman, se llamaba Flor de Verano de un cantante llamado Mango.
Imagino que querrás saber como termino esta historia, pero eso será cuando vuelva de Inglaterra. Ahora estoy demasiado borracho y demasiado cansado. 




                                                  Un beso Rocío 



                                                                              Javier




P.D. : No sabes cuanto significa para mí saber que tú lees mi vida.




 

1 comentario:

luchadora dijo...

Hola "Sevillano" pues a partir de ahora, no sólo será Rocío quién lea tus cartas, yo también :D
Un saludo.