viernes, 11 de noviembre de 2011

CAPITULO XII: QUE SABRAS TÚ DE MI




                                           Hola Rocío:


Sé que hace tiempo que no te escribo pero la ultima carta me hizo recapacitar algunas cosas. Te he contado mis peripecias y desventuras, algunas simpáticas y otras no tanto. Pero con lo que me quedo sin dudarlo es "conmigo". Imagino que dicho así puede parecer egocentrico, pedante o egoísta. No es mi intención, desde luego. Cuando te digo que me quedo conmigo quiero decir con mi corazón, con mis recuerdos y mis experiencias vividas. A veces pienso que sólo somos eso, corazón y cerebro. Algunas veces nos llevan a situaciones maravillosas y otras, no sé porque demasiadas bastante malas.

¿Qué la culpa es sólo mía?, seguro que sí, pero aun así han sido tomadas por mi y no por terceras personas. Nunca me arrepentiré de lo que he hecho, sí de lo que no no hice. Como dijo un señor de origen etiope que conocí en la fiesta de unos amigos mios: "la diferencia del hombre y el león es que el león lleva la cola detrás de su cuerpo y el hombre la lleva delante". Desde luego estoy convencido de que ese hombre había dicho una gran verdad, así nos ha ido a muchos hombres por no pensar con la cabeza.

Pero bueno, no ha sido ese mi caso  en los errores cometidos en mi vida, básicamente porque han sido fruto de mis sentimientos y corazón. Estoy seguro que pensaras que soy un romántico empedernido o un anticuado, pero si es así, no me importa lo más mínimo. Yo tengo que sentir y hacer sentir a la persona que este conmigo VIVO. Sí, vivo. La vida es el mayor regalo que tenemos y que en muchas ocasiones la menospreciamos. Cuando amas a una persona joven que teniendo toda la vida por delante, ves como se le esta escapando de una forma ruin y dolorosa te hace ver este valioso regalo de otra forma. "Amar y ser amado". Esa es la esencia de esta injusta y puñetera vida. Nada puede comprar ni mucho menos igualar esa experiencia, vital para mí desde luego. No me llevaré a la tumba a mi familia, ni a mi hija, mi mi trabajo, mucho menos el coche o la casa. Sólo las experiencias vividas que me han acompañado durante todos esos años que me toquen por vivir. Reconozco que puede resultar a tópicazo todo esto que te estoy contando, pero para mi es una lección más que aprendida en estos treinta y nueve años.



Algunos me han dicho que no es bueno entregarse demasiado, que hay que dosificarse. También que hay que esperar a la chica que de el primer paso. Que no es bueno dar más de lo que recibes. Pero no son más que gilipolleses. La vida no es una maldita partida de ajedrez, esto no es un juego. Yo soy así y nada ni nadie lo cambiará nunca. Es tan bonito el amor que resistirse a sentirlo en tú cuerpo es sólo una perdida de tiempo.
Me encanta mirar a los ojos de la persona que quiero y ver que mis sentimientos son correspondidos. Sentir sus caricias y sus besos en la intimidad, recibir una llamada de ella cuando menos me lo espero diciéndome que me quiere. Eso, que para algunos no es más que una cursilada, me da la vida. Me crea ilusiones y me hace soñar. Saber que tengo la capacidad de hacer feliz a otra persona es algo realmente grande.



                            Siempre dije te quiero
                            y siempre fue de verdad
                            contigo yo sólo espero
                            que no me faltes jamas


                                                                          M.León




P.D. : Siento ser tan breve en esta carta, pero me tengo que marchar al trabajo. Prometo que la próxima será más extensa.


                                  Un saludo

                                                             Javier.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo mejor de la vida, es querer y que te quieran.
Y deberíamos de vivir tan intensamente que llegado el último día pudiéramos decir, que lo mejor de nuestra propia vida… fue VIVIR.

GEMA